HIJO, QUISIERA...
Hijo, quisiera estar seguro de haberte enseñado:
a disfrutar del amor,
a confiar en tu fuerza,
a enfrentar tus miedos,
a entusiasmarte con la vida,
a pedir ayuda cuando la necesites,
a permitir que te consuelen cuando sufrís,
a tomar tus propias decisiones,
a hacer valer tus elecciones,
a ser amigo de vos mismo,
a no tenerle miedo al ridículo,
a darte cuenta que mereces ser querido,
a hablar a los demás amorosamente,
a decir o callar según tu conveniencia,
a quedarte con el beneficio de tus éxitos,
a amar y a cuidar el pequeño niño que hay en vos,
a superar la adicción de la aprobación de los demás,
a no absorber las responsabilidades de todos;
Hijo, quisiera estar seguro de que te enseñé
a ser consciente de tus sentimientos y actuar en consecuencia,
a no perseguir el aplauso sino tu satisfacción con lo hecho,
a dar porque querés, nunca porque creas que es tu obligación,
a exigir que se te pague adecuadamente por tu trabajo,
a aceptar tus limitaciones y tu vulnerabilidad sin enojo,
a no imponer tu criterio ni permitir que te impongan el de otro,
a decir que sí, sólo cuando quieras y decir que no sin culpa,
a vivir en el presente y a tener expectativas,
a tomar más riesgos,
a aceptar los cambios y revisar tus creencias,
a trabajar para sanar tus heridas viejas y actuales.
Hijo, quisiera estar seguro de haberte enseñado
a tratar y exigir ser tratado con respeto,
a planear para el futuro pero no vivir en él,
a valorar tu intuición,
a celebrar las diferencias entre los sexos,
a desarrollar relaciones sanas y de apoyo mutuo,
a hacer de la comprensión y el perdón tus prioridades,
a aceptarte así como sos,
a no mirar atrás para ver quién te sigue,
a crecer aprendiendo de los desencuentros y de los fracasos,
a permitirte reír a carcajadas por la calle sin ninguna razón,
a no idolatrar a nadie, y a mí menos que a nadie.
Firmado: Tu papá
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